De oportunidades ganadas y perdidas

Cuesta mucho formarse una opinión definitiva sobre el papel que la tecnología ha jugado para la educación en tiempos de pandemia, y la dificultad mayor para forjarse una opinión al respecto es que no ha existido elección posible ni tiempo de transición alguno. Estudiantes y alumnos teníamos que lanzarnos de cabeza de la noche a la mañana a una piscina en la que no sabíamos si había agua.

Disfruto de la amistad de muchos profesores que llevan años interesándose e investigando acerca de las posibilidades de la tecnología aplicada a la enseñanza, esos procedimientos que se reúnen en torno al feo acrónimo TIC. En los momentos duros de la pandemia, con colegios y facultades organizados de una manera abrupta, nerviosa e inesperada en una enseñanza virtual, estos expertos en nuevas tecnologías dividían su opinión entre los que veían el momento idóneo para su implantación definitiva y los que pensaban que era una oportunidad perdida. Los primeros, cuando eran muy expansivos y optimistas, llegaban a ofenderme porque olvidaban con demasiada frecuencia que esa oportunidad surgía de la desgracia. Los segundos argumentaban, no sin cierta razón, que el uso obligado y sobrevenido de la educación a distancia podía devenir en una depreciación de estas técnicas, herramientas y procedimientos. En definitiva, que el empacho de tecnología que fue para todos el confinamiento más duro podía hacer que todo lo relativo a la enseñanza a distancia se trivializara o abastardara.

Pixbay-Geralt

Umberto Eco hizo una definición precisa cuando tuvo la ocurrencia de dividirnos entre apocalípticos e integrados, pues cuando aparece un tema espinoso no tardamos en lanzarnos en uno u otro polo. El mundo de las ideas, cada vez más, se mueve en estos efectos de atracción y repulsión que se encuentran detrás de nuestras decisiones

Las herramientas tecnológicas y sus usos

De lo que no cabe duda es de que estas herramientas y sus usos han llegado para quedarse, por diversas razones. La primera es que tienen unas ventajas reales, aprovechables. Hay mucho de la tecnología que nos puede hacer mejores profesores, mejores alumnos. Pero este tiempo de virtualidad obligada también ha puesto de manifiesto que si queremos avanzar en este campo tenemos que quitarnos al menos tres problemas de base: el primero, y más grave, elevar el sentido de la honestidad y la integridad académica. Erradicar la idea de la tecnología como una serie de herramientas que permiten una picaresca del copia y pega, de la clonación de información, del fraude. El plagio y el trasvase de información sin reflexión debe perseguirse, ahora más que nunca. La segunda es trabajar en la imposición de una etiqueta social electrónica: no podemos encontrar un conferenciante en pijama o un estudiante que se tumba en una hamaca mientras mantiene una reunión con su profesor. Los correos tienen que seguir siendo formales, educados y con la distancia adecuada: no pueden convertirse en una extensión de las conversaciones de whatsapp.

Adobe Illustrator

La tercera y última, que los buenos servicios y la buena información tienen un coste. El todo gratis no existe. Si una aplicación es gratuita, es porque toma, manipula y vende tus datos. No podemos dejar que mueran más periódicos o revistas culturales porque nadie quiere pagar por su acceso.

Esta crisis, como todas las que la historia ha dado, es un tiempo renovado de oportunidades perdidas y ganadas.

Rafael Ruiz Pleguezuelos es Doctor en Filología Inglesa y licenciado en Filología Hispánica y Teoría de la Literatura. Profesor de Lengua Extranjera en el Centro de Magisterio La Inmaculada, escritor y miembro de la Academia de las Artes Escénicas de España.

#2 de la revista de la comunidad educativa La Inmaculada

Educar es Amar lanza su segundo número

Vivimos en la sociedad digital, en la que nos hemos acostumbrado al transcurrir de gran parte de nuestra cotidianeidad entre aparatos tecnológicos que han transformado por completo nuestra actividad social. Ahora nos relacionamos de manera virtual, hacemos compras online y hasta visitamos lugares, museos o parques naturales sin movernos de casa.

¿Y qué pasa con la educación?

Estudiantes de grado, egresados, profesorado y personal de administración y servicios nos dan su opinión sobre la inclusión de las tecnologías de la información y comunicación en la educación, y también unas recomendaciones y consejos, especialmente dirigidas a los estudiantes que se incorporarán en septiembre al curso 2020-21, de qué no hay que dejar de hacer o ver durante el paso por la universidad.

Esperamos que os guste y os animamos a que dejéis vuestros comentarios en esta categoría del blog del CMLI.

Si estás interesado/a en participar en los siguientes números, contacta con el profesor Enrique García Jiménez o con Javier Viñayo Blanco.

#1 Educar es amar: revista de la comunidad educativa La Inmaculada

COVID-19: repercusiones y adaptaciones educativas

Hoy, jueves 23 de abril de 2020, en conmemoración del Día Internacional del Libro, se publica el primer número de la revista de nuestro Centro que llevará por nombre Educar es amar: revista de la comunidad educativa La Inmaculada.

Impulsada por un grupo de estudiantes y por el Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales, quiere ser un punto de encuentro para la reflexión y la experiencia educativa entre todas las personas que formamos parte de esta comunidad educativa: estudiantes, profesorado y personal de administración y servicios. Este primer número, será un monográfico sobre las consecuencias y adaptaciones educativas que hemos tenido que realizar debido a la situación provocada por el Covid-19, desde la mirada de las distintas secciones y sensibilidades de nuestro centro.

La literatura no se puede parcelar

Hay que reivindicar la poesía por lo que posee de frescor y profundidad

En estos tiempos rápidos en que todo dura un instante, me planteo si no merece la pena hacer una escala que renueve los pies y la garganta, la inercia y la indiferencia.
En estos tiempos en que cumplo mis bodas de plata con la enseñanza, me planteo si mi cónyuge –la literatura– tiene lugar en nuestras vidas, o si acaso no he sabido darle la importancia que merece.

En estos tiempos, en fin, creo que hay que reivindicar la poesía por lo que posee de frescor y profundidad. Y no me refiero necesariamente a la que aparece en los libros ni a la que le han colgado la etiqueta de “poesía”. Aquí estoy hablando, sin ir más lejos, a las oleadas líricas de grafitis llamados “Acción poética” (Vayan aquí dos muestras: “Existes…, ¿pero vives?”; “Esta mañana no sabía qué ponerme… y me puse feliz”) que aparecen en las fachadas de nuestras ciudades, o, ¿cómo no?, a la sorprendente concesión del premio Nobel de literatura a Bob Dylan.

Desde aquí os invito a buscar la poesía en todos esos “eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa” (Machado prefería hablar de “lo que pasa en la calle”, que es más poético) y a descubrir que “la literatura no se puede parcelar” solamente en las palabras que encierra un libro.
Descansad un segundo y pensadlo. Yo lo he intentado en mis clases y el resultado es alentador. ¡Ánimo!

Luife Bueno con motivo del aniversario de sus 25 años de profesor en el CMLI, momento en que se fecha la publicación.

Luis Fernando Bueno Morillas es profesor del departamento de Lengua y Literatura y coordinador del Grado de Educación Primaria en el CMLI, así como articulista y actor teatral.