Detrás de un dulce semblante, puede esconderse un volcán

Breve reflexión de lo que la pandemia ha ocasionado en los niños, adolescentes y adultos

La pandemia —junto con la caída de las torres gemelas y la guerra en el continente europeo— ha supuesto un hito mundial en el que se han visto en peligro todos nuestros sistemas de creencias, lo cual nos ha hecho sentir más vulnerables. Sin embargo, para los niños, lo más cercano e inmediato quizá hayan sido sus vivencias de tristeza, estrés, angustia y miedo que han experimentado durante la pandemia. Han convivido más estrechamente con los adultos, lo que ha supuesto también sentimientos encontrados y ambivalencia; por un lado, la satisfacción de estar más tiempo con los padres, pero por otro, el desbordamiento psicológico de los padres junto con un deseo íntimo de encontrarse con su grupo de iguales a los que echa de menos. No olvidemos a los niños que, en el seno familiar, han estado sufriendo maltrato o abusos sexuales, lo cual incluso ha agravado su situación.

Sin duda, los estudios efectuados durante la pandemia nos indican que el desarraigo y la desconexión de los niños con respecto a su grupo de iguales ha sido un efecto indeseado que ha hecho difícil el reencuentro de los niños con su natural actividad, que es la obligada asistencia a sus respectivos centros escolares. La Fundación ANAR* en su Informe anual de 2020 hace referencia a un estudio en el que se analiza por primera vez y de forma integral cómo se han visto acrecentados todos los problemas que afectan a los menores de edad durante la pandemia. Siguiendo dicho informe, las consecuencias de la pandemia han generado en niños y adolescentes una gran frustración, fruto de la indefensión y desesperación que, de acuerdo con ANAR, explicarían por qué se ha observado un incremento de casos de ideación suicida y tentativas de suicidio entre los y las adolescentes, y ha aumentado el uso de mecanismos de autorregulación emocional con el propósito de reducir su ansiedad, principalmente autolesiones y mecanismos de compensación propios de los trastornos de alimentación (Infocop, 2021).

La niños y la pandemia: sentimientos encontrados y ambivalencia

Nos encontramos ante un totum revolutum, donde todo se ha alterado en gran manera ante el cambio en todas las formas de vida a las que estamos acostumbrados. Cabe destacar la conducta de los padres con el ansia de volver a sus hábitos de ocio anteriores, lo cual repercute en la vida de los niños que dependen de ellos. Asimismo, el confinamiento indudablemente nos ha afectado a todos con esos sentimientos de tristeza, angustia y estrés, tanto a los que no tenían problemas previamente, como a los que sí tenían algún problema declarado o sin declarar.

La Fundación ANAR* en su Informe anual de 2020 hace referencia a un estudio en el que se analiza por primera vez y de forma integral cómo se han visto acrecentados todos los problemas que afectan a los menores de edad durante la pandemia.

En definitiva, el confinamiento y sus efectos observados posteriores dejan a la vista la problemática sobre cómo nos ha afectado esta situación, lo cual nos obliga a todos a implicarnos para que dichos efectos no empeoren. Cierto es que la capacidad de adaptación del ser humano y en particular el de los niños es una realidad comprobada, pero no nos podemos confiar a la apariencia de las cosas porque detrás de un semblante dulce, cándido y angelical puede esconderse un volcán (que lo hemos visto también) de consecuencias incalculables. Dicho esto, no podemos bajar la guardia y tenemos que estar atentos a la más mínima señal que puedan presentar los niños, niñas y adolescentes de los que nos rodeamos.

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Mariano Vera Martínez es doctor en Psicología por la Universidad de Granada y Profesor Titular del Centro de Magisterio “La Inmaculada” en el área de Psicología Evolutiva y de la Educación. Es especialista en Psicología Clínica y Secretario General del Consejo General de la Psicología de España, Presidente de la Unión Profesional de Granada y miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Social de la Ciudad de Granada.

*Durante el Estado de Alarma, la Fundación ANAR fue declarada operadora de Servicios Esenciales, logrando atender 166.433 peticiones de ayuda de toda España. Informe de la Fundación ANAR en tiempos del COVID.

Este artículo se incluyó en el n.º 7 de la revista universitaria del CMLI, Educar es Amar, publicada digitalmente el 7 de abril de 2022.

#7. La salud mental, una asignatura pendiente

Reflexiones de lo que la pandemia ha ocasionado en niños, adolescentes y adultos

La salud mental es un aspecto que requiere, a día de hoy, un severo análisis. Muchas son las personas que, como consecuencia de no cuidarla correctamente, sufren y padecen síntomas muy negativos.

Según señala Save The Chlidren en su informe ‘Crecer Saludable(mente)’. Un análisis sobre la salud mental y el suicidio en la infancia y la adolescencia’ la incidencia en la infancia y adolescencia de los problemas de salud mental se ha triplicado por la pandemia. Los datos sobre trastornos mentales en España eran graves y preocupantes ya antes de la COVID, especialmente en niños y adolescentes, determinando que es imprescindible saber detectarlos en niños y adolescentes y determinar cuáles son los factores de riesgo.

Por lo tanto, pasa ser imprescindible el adecuado tratamiento desde la niñez, y ¿qué mejor manera de llevarlo a cabo que desde la etapa escolar?

Trabajar la salud mental desde la etapa de la niñez obstaculiza la aparición de posteriores síntomas y patologías malignas en el propio niño. Es por ello que, mediante la presentación de estos textos y reflexiones, intentaremos dar respuestas a la necesidad de la presencia de agentes y métodos psicológicos que puedan traer beneficios en el aula al bienestar interno del alumno. Se tratará la salud mental desde diversos puntos del espectro educativo, contando con análisis, experiencias, metodologías y opiniones.

En este número vemos como la pandemia ha supuesto un importante impacto especialmente en la salud mental de la infancia

A pesar de esta propuesta, la detección de problemas mentales y emocionales no puede ser responsabilidad exclusiva de los colegios. Siendo el centro escolar uno de los espacios de crecimiento, es el hogar el espacio de referencia para niños y adolescentes que, junto con el sistema sanitario y los centros escolares, deben de estar preparados para cuidar del crecimiento y de la salud mental de nuestros hijos. Como podemos ver, la salud mental es un desafío para una educación de calidad.

Queremos agradecer a todas las personas que han intervenido en este número aportando su visión y experiencia de un tema que nos afecta a todos. Si estás interesado/a en participar en los siguientes números, contacta con el profesor Enrique García Jiménez, con Javier Viñayo Blanco o, si eres estudiante de grado, con el delegado/a de tu clase.

¡Gracias por vuestra ayuda y compromiso!

¿Cómo influyen las pantallas en el neurodesarrollo de los cero a los tres años?

La repetición es la base de cualquier aprendizaje

Nos encontramos en un mundo donde las tecnologías están más presentes que nunca. Cada día, usamos los dispositivos electrónicos teniendo a nuestros pequeños cerca. Pero, ¿hasta qué punto influyen las tecnologías en su neurodesarrollo?

Se recomienda que los niños no estén expuestos a ningún tipo de pantallas hasta los 2/3 años. La razón se debe a que, durante dicho período, se forman los circuitos básicos en sus pequeños cerebros, los cuales les permiten percibir el mundo y aprender a moverse. Dichos circuitos son los que después sustentarán otros más complejos especializados en la cognición verbal y en la conducta.

Debido a esto, debemos tener en cuenta lo delicada que es esta etapa (de 0 a 3 años) y es fundamental que ofrezcáis a vuestro pequeño oportunidades de aprendizaje de calidad para que esos circuitos fundamentales se constituyan en sólidos cimientos de los aprendizajes posteriores.

Como se sabe, la repetición es la base de cualquier aprendizaje, y aún más en esta etapa. De cero a tres años los aprendizajes que predominan son los sensoriales y motores, y los pequeños no solo imitan lo que ven hacer a adulto, sino que lo repiten una y otra vez para hacerlo bien.

¡Papá, mamá, dejad el móvil!

El primer paso para educar a los pequeños en el uso de las pantallas es que, como adultos, las dejemos de lado. No solo porque los pequeños imitan lo que hacemos, sino porque necesitan que les hagamos caso.

Cuando les prestamos atención estamos estableciendo una relación. Dicha relación va a potenciar el desarrollo de su lenguaje y el desarrollo emocional, además de los pilares de la cognición y la conducta. Por otro lado, también va a generar ese vínculo protector y de cariño que va a durar toda la vida. En cambio, cuando estamos usando el móvil en compañía del pequeño, se interrumpe la relación y dejamos prestar atención a sus reclamaciones, haciendo que el pequeño se ponga más irritable. Además, de esta forma, le estamos enseñando que únicamente con el llanto consigue tu atención, y si solo atendemos a sus necesidades cuando llora, va a adoptar el llanto como forma de reclamo. A largo plazo, el problema de esta situación es que, cuando el pequeño sea más autónomo y pueda desplazarte por sí mismo, seguirá pidiendo las cosas de forma inapropiada (llorando, gritando, etc.).

Por otra parte, el niño, al tender a imitar la conducta, pedirá un móvil o pantalla mientras hacemos uso de ella, y al decidir no compartirla aprenderá que el móvil se usa para aislarse del entorno.

Finalmente, también perjudica al desarrollo de los sentidos. A través de los móviles, podemos ver y oír aquello que emiten, pero no nos ofrecen olores, texturas ni sabores que experimentar, por lo que estamos empobreciendo los sentidos cuando más los necesitan para aprender, ya que de los cero a los tres años los sentidos están aún desarrollándose. Pensad que, durante esta etapa, su aprendizaje es principalmente sensorial (aprenden mediante los sentidos) y motor (aprenden con el movimiento de su propio cuerpo).

El hecho de recibir constantemente información a través de los teléfonos móviles hace que el niño acepte la información que recibe de forma remota y virtual por parte de unos desconocidos y no por parte de su círculo íntimo. Si les exponemos a dichos aparatos, llegará un punto que le resultará más plausible y verídica la información del teléfono móvil que la que le proporcionemos.

Todo esto acabará influyendo en la personalidad del pequeño, y con el tiempo, en la forma que atenderá al mundo cuando sea adulto. A la larga, la falta de un apego y unas referencias sólidas causan inseguridad en uno mismo y en las relaciones con los demás. Esto último también perjudicará en la confianza que tenga tu pequeño hacia sus propias capacidades y en el trato con los compañeros, los amigos o la pareja.

Carmen Barber González es estudiante de 2.º curso del grado en Educación Infantil en el CMLI. Puedes seguirla en su blog www.pequeñasmentes.es o en su perfil de Instagram.

Carmen Barber González

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