¿Cómo influyen las pantallas en el neurodesarrollo de los cero a los tres años?

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La repetición es la base de cualquier aprendizaje

Nos encontramos en un mundo donde las tecnologías están más presentes que nunca. Cada día, usamos los dispositivos electrónicos teniendo a nuestros pequeños cerca. Pero, ¿hasta qué punto influyen las tecnologías en su neurodesarrollo?

Se recomienda que los niños no estén expuestos a ningún tipo de pantallas hasta los 2/3 años. La razón se debe a que, durante dicho período, se forman los circuitos básicos en sus pequeños cerebros, los cuales les permiten percibir el mundo y aprender a moverse. Dichos circuitos son los que después sustentarán otros más complejos especializados en la cognición verbal y en la conducta.

Debido a esto, debemos tener en cuenta lo delicada que es esta etapa (de 0 a 3 años) y es fundamental que ofrezcáis a vuestro pequeño oportunidades de aprendizaje de calidad para que esos circuitos fundamentales se constituyan en sólidos cimientos de los aprendizajes posteriores.

Como se sabe, la repetición es la base de cualquier aprendizaje, y aún más en esta etapa. De cero a tres años los aprendizajes que predominan son los sensoriales y motores, y los pequeños no solo imitan lo que ven hacer a adulto, sino que lo repiten una y otra vez para hacerlo bien.

¡Papá, mamá, dejad el móvil!

El primer paso para educar a los pequeños en el uso de las pantallas es que, como adultos, las dejemos de lado. No solo porque los pequeños imitan lo que hacemos, sino porque necesitan que les hagamos caso.

Cuando les prestamos atención estamos estableciendo una relación. Dicha relación va a potenciar el desarrollo de su lenguaje y el desarrollo emocional, además de los pilares de la cognición y la conducta. Por otro lado, también va a generar ese vínculo protector y de cariño que va a durar toda la vida. En cambio, cuando estamos usando el móvil en compañía del pequeño, se interrumpe la relación y dejamos prestar atención a sus reclamaciones, haciendo que el pequeño se ponga más irritable. Además, de esta forma, le estamos enseñando que únicamente con el llanto consigue tu atención, y si solo atendemos a sus necesidades cuando llora, va a adoptar el llanto como forma de reclamo. A largo plazo, el problema de esta situación es que, cuando el pequeño sea más autónomo y pueda desplazarte por sí mismo, seguirá pidiendo las cosas de forma inapropiada (llorando, gritando, etc.).

Por otra parte, el niño, al tender a imitar la conducta, pedirá un móvil o pantalla mientras hacemos uso de ella, y al decidir no compartirla aprenderá que el móvil se usa para aislarse del entorno.

Finalmente, también perjudica al desarrollo de los sentidos. A través de los móviles, podemos ver y oír aquello que emiten, pero no nos ofrecen olores, texturas ni sabores que experimentar, por lo que estamos empobreciendo los sentidos cuando más los necesitan para aprender, ya que de los cero a los tres años los sentidos están aún desarrollándose. Pensad que, durante esta etapa, su aprendizaje es principalmente sensorial (aprenden mediante los sentidos) y motor (aprenden con el movimiento de su propio cuerpo).

El hecho de recibir constantemente información a través de los teléfonos móviles hace que el niño acepte la información que recibe de forma remota y virtual por parte de unos desconocidos y no por parte de su círculo íntimo. Si les exponemos a dichos aparatos, llegará un punto que le resultará más plausible y verídica la información del teléfono móvil que la que le proporcionemos.

Todo esto acabará influyendo en la personalidad del pequeño, y con el tiempo, en la forma que atenderá al mundo cuando sea adulto. A la larga, la falta de un apego y unas referencias sólidas causan inseguridad en uno mismo y en las relaciones con los demás. Esto último también perjudicará en la confianza que tenga tu pequeño hacia sus propias capacidades y en el trato con los compañeros, los amigos o la pareja.

Carmen Barber González es estudiante de 2.º curso del grado en Educación Infantil en el CMLI. Puedes seguirla en su blog www.pequeñasmentes.es o en su perfil de Instagram.

Carmen Barber González

Foto de encabezado de Pixabay.

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