Viajar con libros para volver sin peso

La movilidad internacional concebida como un fin en sí misma, es decir, como un desplazamiento, es ya algo extraordinario y plagado de ventajas. Nos permite visitar lugares de gran belleza, cambiar de aires, liberar parte de la tensión y el estrés que vivimos en nuestro día a día, conocer personas nuevas, divertirnos y, por supuesto, aprender.

No obstante, concebir la movilidad como el objetivo final es, en mi opinión, no entender las verdaderas implicaciones de la internacionalización. Cualquier participación en un programa de movilidad que no culmine en un mejor conocimiento de uno mismo y, consecuentemente, del ser humano es, a mi parecer, una experiencia fallida o, cuanto menos, incompleta.

Un mejor conocimiento de uno mismo

Cada vez que hablo con un alumno que acaba de volver de su estancia ERASMUS, me encuentro con un ser humano más maduro que el que dejó Granada unos meses antes; me encuentro con un ser humano con más capacidad de trascenderse a sí mismo en la comunicación con el otro; un ser humano más capaz de afrontar y resolver conflictos; un ser humano con menos miedo al cambio y, por lo tanto, a la vida; en definitiva, un ser humano más feliz.

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Concebir la movilidad como el objetivo final es, en mi opinión, no entender las verdaderas implicaciones de la internacionalización

Beneficios reales de los programas de movilidad

A menudo, los padres de nuestros alumnos me preguntan que si la participación de su hijo o su hija en tal o cual programa de movilidad va a ser beneficiosa para su currículum. Esta preocupación, aunque totalmente lícita, limita la posibilidad de una mirada de más alcance en la visión global de la vida. Suelo responder a esta pregunta con un dato objetivo e irrefutable: ¨¡Por supuesto que sí! Está estadísticamente demostrado que la experiencia internacional aumenta enormemente las posibilidades de inserción al mundo laboral¨.

Me oigo a mí misma dar esta respuesta como el que oye a un bancario calcular la cuota de la hipoteca. Lo que, en realidad, me gustaría responder es: ¨Cuando termine esta experiencia, su hijo o su hija será un ser más empático porque habrá puesto en duda todo lo que es y ha creído como certero hasta ahora; y será un ser más tolerante porque habrá podido entender que, en ocasiones, lo que creemos mejor es simplemente lo que se parece más a nosotros¨. Nunca me atrevo a dar esta respuesta porque temo que no sea lo suficientemente convincente en una sociedad dominada por el mercado y la productividad, pero ahora más que nunca, en tiempos de coronavirus, estoy convencida de que la internacionalización no es sino un medio para ser más y mejores humanos.


La profesora Loreto Gómez López-Quiñones es responsable de Relaciones Internacionales del CMLI. Cuenta con dos licenciaturas cursadas en la UGR, una en Filología Hispánica y otra en Literatura Comparada, así como un posgrado en Didáctica de Lenguas Extranjeras realizado en la Colorado State University.

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Su tesis versó sobre las adaptaciones literarias al cine y ha sido profesora de español para extranjeros en Francia durante siete años. En la actualidad, imparte clases de Didáctica de la Lengua y la Literatura en los grados de Educación Primaria y Educación Infantil.

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