Hay que reivindicar la poesía por lo que posee de frescor y profundidad
En estos tiempos rápidos en que todo dura un instante, me planteo si no merece la pena hacer una escala que renueve los pies y la garganta, la inercia y la indiferencia.
En estos tiempos en que cumplo mis bodas de plata con la enseñanza, me planteo si mi cónyuge –la literatura– tiene lugar en nuestras vidas, o si acaso no he sabido darle la importancia que merece.
En estos tiempos, en fin, creo que hay que reivindicar la poesía por lo que posee de frescor y profundidad. Y no me refiero necesariamente a la que aparece en los libros ni a la que le han colgado la etiqueta de “poesía”. Aquí estoy hablando, sin ir más lejos, a las oleadas líricas de grafitis llamados “Acción poética” (Vayan aquí dos muestras: “Existes…, ¿pero vives?”; “Esta mañana no sabía qué ponerme… y me puse feliz”) que aparecen en las fachadas de nuestras ciudades, o, ¿cómo no?, a la sorprendente concesión del premio Nobel de literatura a Bob Dylan.
Desde aquí os invito a buscar la poesía en todos esos “eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa” (Machado prefería hablar de “lo que pasa en la calle”, que es más poético) y a descubrir que “la literatura no se puede parcelar” solamente en las palabras que encierra un libro.
Descansad un segundo y pensadlo. Yo lo he intentado en mis clases y el resultado es alentador. ¡Ánimo!
Luis Fernando Bueno Morillas es profesor del departamento de Lengua y Literatura y coordinador del Grado de Educación Primaria en el CMLI, así como articulista y actor teatral.